divendres, 8 d’agost del 2008

Estan vivas...

Las marcas son entes vivos, casi como nosotros, nacen, crecen, algunas se reproducen, algunas quedan, la mayoría caen en el olvido y muy pocas se convierten en inmortales (una ventaja que tienen sobre los humanos). Por tanto no podemos tratar por igual a una marca que acaba de nacer, ni hablar como un adulto a una marca adolescente, debemos de tener en cuenta que tipo de marca treintañera tenemos delante para comunicarnos con ella y por supuesto el discurso cambia cuando nos relacionamos con una marca con la experiencia de un abuelo (en el buen sentido de la palabra).

Todo esto entraña un complicado tejido emocional, que debemos de saber manejar a la perfección para poder colocarnos en la mejor posición en cada caso. Debemos saber en todo momento no solo con quien estamos hablando, sino la “brand edge” en la que nos situamos. Si acertamos la edad real de la marca con la que hablamos, tenemos mucho ganado, ya que sabremos que tipo de lenguaje tendremos que utilizar y en que momento tendremos que utilizarlo.

Al final todo se reduce a que si estás preparado para implicarte emocionalmente con una marca, es que has entendido de que va el juego.